miércoles, 28 de septiembre de 2011

¡Yo quería nacer!

Yo quería nacer.

Allí donde estaba antes, lo pasaba en grande como un pequeño espíritu feliz. Daba tumbos de nube en nube, volando y jugando con mi amiga la muerte.

Excepto a algunos espíritus viejos y cansados, a todos nos caía bien.
Los más sabios eran como sus viejos y más allegados amigos.

Por las tardes, nos solían contar a los nuevos, grandes historias de algo llamado vida.
Nosotros escuchábamos con atención, brillando intensamente por la emoción de la aventura , mientras la muerte lo hacía con ojos tristes. No sabía el porqué.

Todos los años, la muerte y el señor se reunían para decidir quien se merecía ir a la vida. Era un acontecimiento que yo esperaba con ilusión.

Quería tener una madre, quería sentir el amor, quería saborear lo desconocido. Y convertirme en un espíritu sabio cuando volviese de la aventura y, así, contarles a todos como había sido mi vida.

Un día, jugando con mis amigos, la muerte se nos acercó. Fuimos corriendo a abrazarla, puesto que muchas veces se ausentaba para traer de vuelta a algunos espíritus y tardaba a veces incluso días en volver.

Sonrió feliz por vernos y despojarse de la tristeza que le provocaba acabar con la aventura de sus, ahora, viejos amigos.
Entonces nos dijo algo:
-Le pedí al señor daros la vida y Él aceptó.

Gritamos, reímos y brillamos más intensamente que nunca, locos de alegría. Bailamos y cantamos con la muerte toda la noche. Y, a la mañana siguiente estábamos listos para partir.

Antes de irme la muerte me llevó entre unas nubes para despedirse.

-Te quiero pequeño, se que aun no sabes lo que es, que te olvidarás de mi cunado comiences a vivir y que me temerás al final de la aventura porque no querrás acabar.
-Eso es imposible muerte.  Eres mi mejor amiga y no te voy a olvidar, mucho menos a temer.

 Ella rió suavemente

-Lo harás… Es un regalo adicional, el poder olvidar para empezar de cero allí.
-Ahora tengo miedo… No quiero olvidar…

Ella se quedó meditando algo y dijo:

-Te haré una excepción… Un regalo más… Haré que no me temas… Para que puedas vivir una vida plena hasta el final, con ilusión por regresar a tu verdadero hogar.
-¡Bien! ¿Entonces me acordaré de todo?
-Si, tal y como vallas creciendo te irás acordando de todo, no te preocupes.

Precia feliz de que alguien se fuese a alegrar de verla al final de la aventura.

Me sonrió, muy feliz por última vez y fui reprimido a un cuerpecito. Ya tenía el material para empezar mi aventura, sentí unos tirones que me llevaban hacia una luz rara y…

Mi mama me abrazó y sentí por primera vez amor, vi una lágrima en su mejilla y sentí por primera vez el orgullo, me besó y sentí por primera vez el cariño, rió y sentí por primera vez la felicidad.

¡Cuantas cosas nuevas! ¡Que maravilloso es esto!

Algo dentro de mi me decía que olvidase a mis amigos y al señor, que ya los vería luego, y aquello era tan intenso que lo hice, solo al principio, claro, pero nunca olvidé a mi vieja amiga, me acompaña toda la vida y, al contrario que a muchos de los que están aquí, aun recuerdo momentos de risa y felicidad con ella.

Comprendí que los espíritus viejos y cansados, lucharon demasiado en vida y no supieron dejarla ir, que sus más allegados eran buenos amigos de la muerte antes, durante y después de la vida y que los ojos tristes y cansados de la muerte eran por la pérdida y la distancia de tantos amigos que le daban la espalda.




AHORA ME TOCA VIVIR Y LUEGO MORIR.
LO AFRONTO CON ILUSIÓN PUESTO QUE ESTOY AQUÍ, PARA CONOCER Y SABOREAR LO DESCONOCIDO. PARA VIVIR MI AVENTURA.

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