domingo, 30 de octubre de 2011

En busca de la llama (III)

Entre dos coches de madrugada, no os extrañará que os diga que en las fechas en las que estamos, hace un frío de narices. Pues estaba uniendo los trozos que había recogido de Daisy.


Se la pondría en la puerta una vez amaneciese... 


Aunque la intriga de como sabía esa pequeña humana la existencia de ángeles me dio horas y horas en que pensar.


Todos los días, antes arropado por magia, dormía profundamente, pero esta noche no lo creo.


No dejaba de mirar de reojo las sombras que se iban y venian entre árboles y farolas intermitentes.


Solo con el ruído de ojas secas arrolladas por el viento aceleraba mi corazón.
Tan asustado y atemorizado por lo que pudiese pasar en cualquier momento que al final mis temores se confirmaron...


Una preciosa silueta negra apareció a mi lado de pronto sin darme tiempo ni a pestañear cogió el cuello de mi camisa y me levanto medio metro del suelo.


-¿Que andas buscando?, ¿Se te ha perdido algo por la oscuridad, la dignidad tal vez?- Repuso mirando la muñeca que apretaba con fuerzas en la mano. Risas surcaron hasta mi y fueron apareciendo otros vampiros... 


Cobardes... Siempre en grupo.


-¡Contesta!-Su sonrisa se desdibujó tan rápido, que apenas puedo recordar su risa.
-No busco nada.
-Miente.-Susurró una pelirroja agazapada tras el capó.-Puedo verlo en sus ojos y a través de ellos...


-Su alma.-Acabé la frase por ella.


-Bien... Entonces amor tal vez, una luz entre la oscuridad...-Continuó amargamente tras lo último y giró la cabeza hacia la pelirroja amenazadora.-Dinos que es Úrsula.


-Calor, algo de esperanza y...- Se me acercó y pasó sus finos dedos por mi pelo.- Compañía...-Dijo tras una exclamación ahogada.


-Bueno pues... Este no es el lugar adecuado ¿Verdad chicas?


Solo recuerdo que me llevaron a un lugar seco y vacío... Cuando desperté reconocí un rostro familiar... 



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