martes, 8 de diciembre de 2015

Las suposiciones y la utopía

Hoy os he venido a hablar de las suposiciones y la utopía. 

Empezaré con algo fácil y entendible. Unos novios suponen todos los días que su pareja les quiere, digamos que la chica se llama Lola y el chico se llama Paco. Lola ama a Paco porque supone que la ama incondicionalmente, que todas las noches se duerme pensando en ella, que para su novio, aunque no vivan juntos, ella es el primer buenos días todos los días.
Paco ama a Lola porque supone que ella estará pensando en él en sus ratos libres, abrazando la almohada antes de dormir deseando que él estuviese ahí; Imagina a Lola poniéndole por las nubes cuando ella queda con sus amigas y la ama porque supone que la ha hecho presa delirante de un amor furtivo y duradero en el que lo hará y dejará todo por él llegado el momento. 

Paco y Lola se aman porque suponen que sus parejas cumplen el requisito de la utopía de sus vidas y también suponen que esto durará siempre.

Un buen día nuestra pareja decide casarse y vivir juntos, son felices muy felices pero Paco se da cuenta un día escuchando a Lola hablar por teléfono que no le deja tan por las nubes delante de sus amigas sino que puede pasarse una hora quejándose de cómo le huelen los pies al pobretón de su marido y que da gracias de que se duerme después de hacer el amor y no durante

Lola al mes de estar conviviendo con Paco, además de percatarse de su peste de pies, descubre que su marido antes de dormir piensa en echarse un partidito al Fifa y se duerme rememorando la jugada ganadora; Lola también se cae del burro- me disculparéis la expresión de pueblo- cuándo no se despierta con el <<Buenos días princesa>> de sus sueños sino que al despertar se lo encuentra en el sofá dándoles los buenos días a sus amigos y amiguitas por el móvil y a ella ni agua.

Ante tal panorama, Paco y Lola se dan cuenta al fin de que su pareja no era su utopía, que están en un mundo en el que el resto de campos de su vida, que supuestamente les pertenecen por derecho (trabajo, salud, educación, vacaciones, familia...), tampoco lo son y que no van a alcanzar su utopía porque llevan a sus espaldas una hipoteca de 25 años. 




¿Os suena esto? Pues lo que Paco y Lola no saben es que se equivocan. No es que hayan fracasado, que hayan sido unos tontos enamorados... No es que la utopía para ellos sea inalcanzable, es que por su bien debe serlo. 





En el momento en el que se alcanza una utopía, en el supuesto que vivamos en el mundo de Yupi sin pena ni gloria, con unicornios enamorados, jacuzzis, salud, gocemos de una familia y trabajo perfectos... Volverá a aparecer una Eva para morder la manzana y venga, vamos todos desde el principio.

Entonces deberíamos de darle las gracias a Eva y dos besos a su Adán, porque en el momento en el que alcancemos la utopía alcanzaremos los sueños, dejaremos de tener metas, dejaremos de crecer, de mejorar, dejaremos de disfrutar lo bueno porque no habrá nada malo y en ese momento lo bueno empezará a saber a nada, el vino no saciará y Lola dejará de aportarle cosas a Paco y viceversa. Entonces Lola se irá corriendo con Eva en bolas (o vestida, esto son retratos de mi mente) a comerse el manzano entero. 
Es decir, que si alcanzamos la utopía supondremos que ya hemos llegado al final de la carrera, que ya para que más y esto, por suerte dista mucho de la realidad.

Ahora vamos a dejar atrás a Lola y Paco y nos vamos a centrar en las creencias. Todos sabemos que cada uno tiene sus propias creencias, por ejemplo, yo creo en el Cristianismo, tu puedes ser del Islam y el vecino budista (por darle variedad al asunto). 
Sabemos que no creemos en lo mismo pero cuando se nos presenta un dilema, uno moral, de esos que nos dejan con los ojos como platos y nos hacen sacar humo por las orejas y poner los ojos en blanco tratando de averiguar la respuesta correcta (otra imagen mental mía, tal vez demasiado extensa espero no interrumpir mucho). 

Uno de estos dilemas morales puede ser el dilema de Heinz, el de las medicinas. Lo explicaré brevemente:

<<Un hombre tiene a su mujer muy enferma y no hay cura, pero de pronto, descubren justo a tiempo una medicina que posiblemente la curará. El problema es que la medicina es extremadamente cara porque el que la ha fabricado necesita ganar todo ese dinero para poder vivir ya que ha invertido ahí todos sus ahorros y esfuerzos. ¿Debería de robar la medicina o dejar morir a su mujer?>>

Aquí el vecino, tú y yo nos ponemos a pensar como locos que es lo que haríamos en esa situación, ir contra la Ley y dejar al creador de la cura sin oficio ni beneficio pero salvar a la mujer o ser consecuentes con la vida y las circunstancias y asumirlo como tal.

y al cabo de unos minutos los tres tendríamos la respuesta y milagrosamente los tres supondríamos que, por lógica hemos escogido todos lo mismo porque es lo que más sentido tiene y si no, es que no tiene sus prioridades bien ordenadas.

Y en ese momento el vecino budista nos dice a ti y a mi que él dejaría morir a su mujer antes que cometer semejante delito y arruinar el esfuerzo de un pobre hombre que no tiene la culpa de que seas pobre y no le puedas comprar la medicina. Hacer todo eso supondría ir al infierno o reencarnarte cientos de veces más para compensar el delito.

Yo, en cambio, os digo que la vida de las personas está por encima de todo lo demás y más aún si es la vida de un ser querido. El que ha hecho la cura puede vender más y hacer una excepción y si tengo que ir a la cárcel pues voy y punto.

Y por último hablas tú, que sigues sacando humo por las orejas porque no sabes si el mundo se ha vuelto loco o es que nadie ve que el que ha hecho la medicina ganaría fama y reputación en la prensa regalándole la medicina a la mujer y aparecerían sus fotos en Google junto con la frase <<Fé en la humanidad restaurada>> o una pajarería parecida. 

Pues en este caso, para mi tú serías un utópico (ético) realista incapaz de enfrentarte a un dilema, yo estaría subiéndome por las paredes incapaz de pensar en dejar morir a alguien cuándo tienes el remedio tan a mano y el vecino estaría esnifando incienso, recitando mantras y meditando en un rincón oscuro (si, lo he vuelto a hacer, ruego me disculpen)

Entonces, ¿yo que estoy haciendo aquí soltando esta parrafada sin conclusión alguna... ? Pues haceros pensar y ver que las metas son dilemas resueltos dentro del camino que cada uno de nosotros anda. Que la utopía es el motor de la vida, la que nos hace plantearnos las cosas y superar con una mezcla perfecta entre la razón y el corazón. No se si a alguien le habrá servido esto o si ha sido una comida de tarro mía a causa de llevar estudiando la <<Ética y deontología del periodismo>> cinco horas seguidas.

En fin, si habéis llegado hasta aquí, de verdad que me gustaría saber con que cara habéis acabado de leer y si habéis sacado alguna conclusión o lo que sea. Devuelvo comentarios tacitas.


Espero que acabéis de pasar un feliz puente.

By: Kiissy







2 comentarios:

  1. Hola: un post muy completo y un ejemplo muy clarificador el de Paco y Lola. Creo que es necesario tener metas, objetivos en todas las parcelas dnuestra vida. Es lo que nos permite superarnos, evolucionar e intentar alcanzar nuestros sueños. Acabo de descubrir tu blog y me gusta mucho la variedad de temas que tratas. En este momento tengo un blog dedicado a los jóvenes y Educación que te invito a visitarlo: http://cativodixital.blogspot.com.es/ . Si quieres seguimos en contacto. Yo ya me hice seguidora de tu blog.

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