lunes, 5 de septiembre de 2016

[Cap 2 Soy Merlotte]

Todos me dicen que el mundo está por cambiar, que los de arriba venerarán a los de abajo y todo lo que hoy es maltratado dentro de poco será respetado. Dicen que tendremos suerte si nuestros biznietos no ven el fin del mundo con tanta guerra y tan poca paz. Que estamos destinados a abandonar y ser abandonados, a reprocharnos la soledad una eternidad tras otra, pero eso suena como si todos hubiésemos contribuido a despojar al mundo de su integridad. Yo, que no he quitado ni una sola vida, no he construido armas ni he incentivado ningún signo de violencia... No he profanado ni maldecido pero he caído en picado a la velocidad de la luz y yo me pregunto cómo es eso posible si no me ha dado tiempo ni siquiera a tirarme. Así me siento cuando me dicen que el mundo está por cambiar porque aunque soy parte de él no lo soy de su cambio. 

Detrás de mi casa hay un cobertizo, parece de cuento por sus tejas de colores y el molinillo de viento que construyó el señor Benedit, contra todo pronóstico funciona. Igual todo el cambio que necesita el mundo son más tejas de colores y más molinillos de viento. El señor Benedit está apoyado en el marco de la puerta y al verme me saluda levantando firmemente el brazo y moviendo la mano, apenas alcanzo ver desde mi ventana su silueta entrecortada entre la lluvia y la característica anaranjada luz de su porche pero sé que es él y que a pesar de todo, me está sonriendo.

También alcanzo ver a mi perro, está feliz tumbado en las escaleras mojándose el hocico con las gotitas juguetonas que saltan de la cañería a la entrada, adora la lluvia casi tanto como yo. Cuanto más tiempo pasa más pienso que lo mejor es que no cambie nada. Ya cambió bastante para todos hace un año, cuando la gran inundación marcó un antes y un después en la vida de todos los habitantes de Denthon, especialmente para el señor Benedit y su familia. Mi padre trabajó con su hermano esa terrible noche intentando rescatar a los niños que quedaron atrapados en el colegio tras el feroz temporal. Yo solo recuerdo los latidos de mi madre que me apretaba fuerte contra su pecho. Thomas Benedit falleció en el acto arrastrado por una riada, mi padre falleció poco después de una neumonía que le acechó día y noche después de aquello. El señor Benedit enterró a Thomas bajo una losa más pesada que uno de aquellos buques llenos de salmón y lubinas que tanto le gustaba recordar de sus años de juventud como pescador. 

Su esposa mantiene el luto, seguramente lo guarde los cinco años de rigor mientras el señor Benedit cuida de ella protegiendo a la viuda de su hermano de la intemperie y las malas lenguas. A la mayoría de vecinos les entró miedo a la lluvia desde entonces, esconden hasta al ganado por cuatro gotas y dos truenos. A mi me sigue gustando, tanto como a Norte que sigue intentando beberse las gotitas de su hocico, porque una noche de tormenta, conocí a Fey o como suele decir, ella tropezó con la chica más torpe del mundo, "Merlotte Evans que suerte tienes de que haya topado contigo"


1 comentario:

  1. ¡Hola! Tienes nueva seguidora, me quedo por aquí ^^
    Espero que te pases por mi blog: http://lostinourbooks.blogspot.com.es/
    Besos (-:

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